


EL CAMINO NO FUE FÁCIL...
PERO EL RESULTADO MERECIÓ LA PENA!
Marua y Nacho han estado juntos toda la vida (bueno, 12 años para ser exactos) y decidieron casarse en enero de 2020. Aunque sabían que ese año no sería el ideal para celebrar su boda debido a los eventos globales, en ese momento estaban llenos de ilusión por su día especial. Optaron por una boda civil en una finca a las afueras de Madrid, rodeados de sus familiares y amigos más cercanos. Era una boda que todos esperaban con muchas ganas.
Nos conocimos a principios de marzo de 2020, justo antes de que todo cambiara. Marua y Nacho buscaban un reportaje de fotos natural y espontáneo para su boda. No querían posar, especialmente Nacho, que tenía ciertas dudas sobre el tema, y querían disfrutar de cada momento de su boda sin preocuparse por las fotos.
Cuando les expliqué cómo trabajamos en Inés Molina Fotografía, supieron que habíamos encontrado la opción ideal para capturar su boda. Nacho aún estaba algo nervioso, pero Marua tenía claro que quería que estuviéramos presentes, y Nacho, confiando en ella, decidió seguir su intuición. Pocos días antes de la entrega del álbum de bodas, Nacho me agradeció el haberle hecho sentir tan cómodo, permitiéndole disfrutar de su boda sin preocuparse por las fotos.
Pero me estoy adelantando un poco...
Pocos días después de conocernos, se desató la pandemia. Estado de alarma en España y confinamiento total. La boda fue pospuesta, sueños rotos, y con ello, un montón de llamadas y correos para reprogramar todo. Mi respuesta fue: "No os preocupéis, cuidaros mucho y cuando tengáis nueva fecha, contad con nosotros."
Finalmente, el 2 de mayo de 2021, un año después de lo planeado, Marua y Nacho pudieron celebrar su boda. La boda de sus sueños se celebró en el invernadero de la Finca Las Jarillas, un lugar ideal para bodas en Madrid. Rodeados de sus seres queridos, todos con mascarilla (pero eso era lo de menos), disfrutaron de su día con todo lo que soñaron. Y lo mejor: nosotros como fotógrafos de bodas nos encargamos de capturar cada instante sin que se dieran cuenta, para que pudieran disfrutar de su celebración como siempre quisieron.
Cuando llegamos a la habitación de la Finca Las Jarillas, donde Marua se estaba preparando con su madre, nos dimos cuenta de que cada detalle estaba lleno de amor y dedicación. Marua y su madre se maquillaban juntas, guiadas por la gran profesional Aridana Martín, y vestían batas kimono a juego. En la mesa, un desayuno delicioso esperaba a todos antes de la ceremonia, mientras sonaba una playlist personalizada que había preparado Marua, añadiendo un toque especial al momento. Y, por supuesto, el precioso vestido de Pronovias que Marua luciría en su gran día colgaba del dosel de la cama.
No tuvimos que correr por Madrid para llegar a la ceremonia, solo tuvimos que bajar las escaleras. Ahí estaba Nacho, nervioso y listo para recibir a los invitados antes de acompañar a su futura esposa. Marua, del brazo de su padre, apareció con una sonrisa radiante y un maravilloso ramo de flores preservadas que había encargado meses antes en Ulilove.
A partir de ese momento, todo fueron risas, emociones a flor de piel, lágrimas de alegría, abrazos y besos. Marua y Nacho vivieron su momento, su día. Nosotros, como fotógrafos, nos hicimos invisibles. Les seguimos, les observamos, no dejamos de disparar y, sobre todo, les dejamos disfrutar de cada segundo sin preocupaciones. Ellos celebraron su amor, su boda, dejando atrás los preparativos, los meses de espera, la incertidumbre... y finalmente, pudieron decir: ¡Nosotros casados!
Enhorabuena pareja, el camino no fue fácil, pero el resultado valió la pena.



"Madre mía Inés, no te haces una idea de las miles de veces que hemos visto las fotos y el vídeo!!!! Nos encantan!! Muchísimas gracias"
MARUA & NACHO
FINCA
Las Jarillas
CATERING
La Cococha
MUAH
Ariadna Martín
VESTIDO
Pronovias
FLORES
Ulilove
TRAJE
Jajoan
FINCA
LAS jaRIllAS
Boda civil en
























